Autores:

Camilo Contreras – Economista senior – FLAR
Carlos Giraldo – Director de estudios económicos – FLAR
Iader Giraldo – Investigador económico principal – FLAR
Viviana Monroy – Directora adjunta de estudios económicos – FLAR
Andrés Valqui – Profesional economista – FLAR
Liz Villegas – Profesional economista – FLAR 

Las cifras al segundo trimestre de 2023 indican que la economía latinoamericana ha permanecido resiliente ante los choques posteriores a la pandemia y los altos niveles de incertidumbre que estamos presenciando. Los resultados son mejores a lo que se esperaba algunos meses atrás. El crecimiento del producto interno bruto (PIB) está cayendo, pero continúa en un nivel superior al presentado antes de la pandemia. La inflación sigue descendiendo en la mayoría de los países y, en promedio, se ubica debajo del 7%.

El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos comienza a descender en conexión con una menor demanda agregada interna. Los sistemas financieros han permanecido resilientes, según el desempeño de sus indicadores agregados. Sin embargo, los riesgos de inestabilidad macroeconómica y financiera están presentes, tanto por factores de origen externo como interno. El déficit fiscal está aumentando de manera gradual, así como los niveles de deuda pública.

El crecimiento económico de la región viene cayendo a un menor ritmo de lo esperado, lo que ha llevado a una corrección al alza de las proyecciones de crecimiento del PIB para 2023 (Figura 1). El ahorro externo, fundamentalmente la inversión extranjera directa (IED), viene siendo la mayor fuente de financiación del crecimiento en la región (Figura 2).

Figura 1: Crecimiento económico anual de América Latina (%)
Fuente: Elaboración propia en base a fuentes nacionales

Los gobiernos de la región también han logrado cumplir con sus colocaciones de deuda en los mercados internacionales de bonos soberanos. Esto último evidencia el mayor apetito por los activos de la región, que se ha visto reflejado en un menor embig spread para la mayoría de los países. Con este descenso, países como Chile alcanzaron los niveles previos a la pandemia y otros como Brasil y Paraguay se acercaron más a este nivel de referencia luego del incremento que experimentaron en 2022.

El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de la región como porcentaje del PIB comienza a caer, a pesar de que los precios de las principales materias primas de exportación de la región descendieron y la balanza comercial de los países latinoamericanos ha presentado un comportamiento heterogéneo en los últimos trimestres.

Figura 2: Descomposición de la cuenta financiera1/ para América Latina (% PIB)

Fuente: Elaboración propia en base a fuentes nacionales
1/ La muestra considera a Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. Agrupados por PPP.

En conexión con lo acontecido en el sector externo, gran parte de las monedas de la región presentaron una fuerte apreciación en los últimos meses, al tiempo que las reservas internacionales de los bancos centrales han incrementado o permanecido estables.

La inflación viene presentando una tendencia descendente en tres cuartas partes de los países de la muestra, sin embargo, aún no llega a los niveles objetivos establecidos por las autoridades económicas en la mayor parte de países (Figura 3). Las expectativas de inflación también continúan descendiendo, lo que sumado a la desaceleración en las presiones inflacionarias ha llevado a la mayoría de los bancos centrales de la región a poner una pausa en el aumento de sus tasas de política monetaria y, en algunos casos, incluso comenzar a reducir sus tasas de interés de política monetaria desde niveles históricamente altos.

Figura 3: Inflación al consumidor de América Latina (%)
Fuente: Elaboración propia en base a fuentes nacionales

A pesar de las mayores tasas de interés globales y locales, la caída del crecimiento económico y del crédito en gran parte de economías, los sistemas financieros permanecieron resilientes. En la mayoría de los países, la solvencia, la morosidad y la rentabilidad continuaron comportándose mejor que el promedio de la última década, a pesar de un leve deterioro presentado en ciertos indicadores (por ejemplo, morosidad) recientemente en algunos países.

En el ámbito fiscal, el panorama es más retador, el déficit fiscal está aumentando gradualmente debido a factores como el deterioro en la recaudación de ingresos, las fuertes demandas de gasto para programas sociales y atenuar los efectos derivados de factores climáticos y el mayor pago de intereses por deuda. Todos estos fenómenos tienen como resultado un incremento de la deuda pública y un menor espacio fiscal para la mayoría de los países de la región, lo que demanda un mayor esfuerzo en esta perspectiva para lograr consolidar una trayectoria sostenible de deuda.

Hasta el momento, la región permanece resiliente en un contexto de alta incertidumbre global, pero varios riesgos de inestabilidad macroeconómica y financiera de orden externo e interno están presentes. Entre estos principales riesgos están: Una menor demanda global, una prolongación mayor a la esperada de las tasas de interés internacionales en caso de una lenta convergencia a las metas de inflación, un impacto desproporcionado del fenómeno de El Niño sobre la actividad económica de varios países, alteraciones del orden público por inestabilidad política y social y limitado espacio fiscal que reduce la maniobrabilidad de los gobiernos y deteriora la sostenibilidad de la deuda pública.

Ante este panorama, los retos hacia adelante para los distintos países de América Latina, aunque heterogéneos, son bastante significativos con el objetivo de mantener la región resiliente. La coordinación de las políticas fiscal y monetaria es fundamental para lograr estabilidad de precios, sostenibilidad fiscal, estabilidad financiera y crecimiento económico sostenido.

Referencias

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